Aveces cuando salgo de una calle pequeña que da a una avenida, la esquina me queda en la mitad, y no cruzo como corresponde por el paso de cebra. Me viene la lata de caminar, sobretodo cuando hace calor y aunque siempre no lo hago, porque trato de ser un buen peatón, paso corriendo en la mitad del camino esquivando los autos y me olvido que pongo mi vida en peligro.
Recordé este momento porque en el diario, en una de esas noticias pequeñitas que tanto me gustan, leí algo que me pareció muy ejemplar con respecto a la conducta que recién les hablé:
No se puede defender lo que no se ama, y no se puede amar lo que no se conoce.Cuando olvido este simple acto y paso corriendo llegando al otro lado de la calle sana y salva siempre recuerdo las palabras que me decía mi mamá cuando pequeña..."Si no lo hubiese visto seguramente no lo hubiera creído", confiesa Willy Quintana el hombre que a principios de la semana pasada inmortalizó al chancho de esta foto en la esquina de Lautaro con Julio Sepúlveda en el epicentro comercial de Angol.
"Al llegar al cruce analizó el panorama y se decidió, podía cruzar pues el semáforo le indicaba luz verde. Era un cerdito de color negro y atravesó la calle por el paso de cebra, muy seguro de si mismo y respetando todas las señales del tránsito", contó Willy quien es editor de "El espejo de Malleco" y quien sacó en un segundo su cámara para captar al cívico chancho. "Es un ejemplo para muchos humanos", reflexionó.
Más vale perder un minuto en la vida
que la vida en un minuto
que la vida en un minuto
Este simpático chanchito que vive en la cuidad tiene nociones de tránsito que a veces no respeto, no solo yo sino muchos que andan rápido y con la hora volando, entonces si le agrego la última frase que dijo quien sacó la foto: Es un ejemplo para muchos humanos así es para mi y para todos lo que cruzamos desbocados olvidando que no siempre podemos librarnos como dice mi amigo Psiko... ¡¡¡por los pelos!!! de una situación así.
Supongo que no todos los chanchos que viven en las ciudades harían lo mismo, pero si solo uno sirve de ejemplo para aprender a cuidar nuestra vida, debemos seguir siendo LA VOZ DE LOS SIN VOZ para que los humanos aprendamos a respetar y valorar nuestra vida a través de actos tan sencillos que demuestran lo mucho que puede aprender observando a la naturaleza y a los animales que conviven con nosotros.
Supongo que no todos los chanchos que viven en las ciudades harían lo mismo, pero si solo uno sirve de ejemplo para aprender a cuidar nuestra vida, debemos seguir siendo LA VOZ DE LOS SIN VOZ para que los humanos aprendamos a respetar y valorar nuestra vida a través de actos tan sencillos que demuestran lo mucho que puede aprender observando a la naturaleza y a los animales que conviven con nosotros.
Nos leemos pronto, muchos ronroneos y miaus


Gatita